Reconocimiento Ànima 2021 – Amina Hussein

Reconocimiento Ànima 2021 – Amina Hussein

Marhaba biki, Es Salam aleikum

Es vergonzoso que, en pleno siglo 21, la mujer, el sexo fuerte de la Humanidad,  como a tientas, como imponiéndose por la puerta de atrás, sin gritar demasiado, aún esté reclamando su paridad con el varón, el ser supremo de la Creación.

De entrada, lo tiene difícil.

Y eso, a pesar de los pasos tan humanos que se están dando como: “La creación de la aldea  de mujeres libres, Jinwar, fuente de paz, amor y convivencia sin el dominio del hombre” (varón). Son mujeres que llevan años en la lucha activa, la bélica incluida, y todo tipo de revoluciones sociales, políticas, ecológicas, por uno de sus objetivos principales: LA IGUALDAD DE GENERO. Una revuelta contra la sociedad tradicionalmente PATRIARCAL.

Posiblemente esta lectura nos haya impactado menos que  lo que  a un padre le pueda impactar  que la hija, de 14 años, quiera volver a casa a horas sospechosas de la noche.

Simbólicamente, Jinwar fue inaugurado el 21 de Noviembre 2018, fecha que el sacro calendario socio-político dedica al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

“La mano in visible” que organiza la Humanidad está a todo: tiene cuenta del más abandonado, humillado, ignorado: día del pobre, día del vagabundo, del emigrante, de la mujer, día del derecho a la alimentación. . . y así muchos días.

Todos estos días el varón puede condescender y apoyarlos con su presencia, pero son días que no van con él; los defiende desde la barrera. No lucha por El día de varón. Sabe que sus días son los 365 del año.

Y aquí nos encontramos, en este reconocimiento a la Sra. Amina Hussein y al colectivo de mujeres que se niegan a echar la toalla, por difícil que se les presente su vocación.

Varones buenos, sanos, comprometidos los hay, pero hay un algo que se nos escapa: los agentes que crean la mayoría de  las víctimas por las que lloramos y nos manifestamos, son VARONES – cada uno de esos crímenes nos deben interpelar a nosotros varones. La aldea Jinwar nos debe  interpelar.

Reconocimientos como el de hoy, nos tendrían que ayudar a reflexionar y exigir que también exista el “día de varón”, en el que tomemos conciencia de todas las atrocidades que estamos cometiendo en el mundo, incluido el de la mujer – nuestras madres, hermanas, amigas, colegas. Lo humillante de mucha de la  violencia de género, asesinato incluido, es que el perpetrador sabe que su fuerza física atemoriza paralizando a la víctima – lo que nos deshonra, aún más,  a los varones.

Si nos relacionáramos con la mujer de igual a igual, muchas de las decisiones que gobiernan la Humanidad, tendrían un valor  ético. Rezamos para que Jinwar sea un referente.

Creo que la mujer, el género femenino, me refiero a posicionamientos de cuando era joven: masculino-femenino,  en su esencia tiene valores – al menos rasgos – que la hacen ser el sexo fuerte, que se nos escapan a los varones. Son valores que no se puedan cuantificar, al contrario que: salarios iguales, horas y días laborables, asientos en las diferentes áreas del saber, de la justicia, de la legislación. . . Rasgos en valores como la armonía, la belleza, el amor, la amistad, la sensibilidad, la fidelidad, la entrega. . . los no cuantificables que  “engrasan” las relaciones humanas y

con la naturaleza; rasgos, diría que esenciales, que están por encima de toda obligación.

Posiblemente la sociedad patriarcal ignore esta idiosincrasia femenina.

Aun teniendo en cuenta la paridad de géneros, que la responsabilidad de la madre y el padre es la misma, la administración Rojava ´- Kurdistán en sirio- ha decidido que, los hijos de padres separados, hasta la edad de 15 años, queden al cuidado de la madre.

Aun suponiendo que, esos valores no cuantificables, sean producto del paternalismo y se luche por conseguir esa igualdad  en el trabajo de cuidadores y cuidadoras, hasta que eso llegue a ella, la administración, aunque  no sea más que por los derechos de nuestros ancianos y ancianas a pasar  sus últimos días, meses, años bien atendidos, sin ni siquiera pensar en que las cuidadoras sin papeles y otras, puedan tener derecho alguno, tiene que valorar más el servicio de esas mujeres, con  salarios y demás beneficios laborales, por encima del salario medio. Una vez más, si ellas, no se lo merecen –como queda claro en nuestra sociedad- nuestros ancianos y ancianas lo merecen.  Estos rasgos tan esenciales están por encima de la, a veces, astringente nacionalidad.  Muchos miles y muchos miles más, estamos haciendo cola  a que se nos tenga que cuidar a un 100%. Y aun creyendo que  los dos  géneros sean esencialmente iguales,  en lo accidental hay cabida para el detalle, la finura, la sonrisa acogedora, caricia oportuna y cariñosa, el saber estar. . . lo que diviniza la acción.

Resulta más fácil regular la eutanasia y velar que la vida  se cubra de días, que regular ese servicio humano, para que los días se cubran de vida.

Mi experiencia de 50 años avala que, una mujer por pobre que sea, aunque ella no tenga qué comer,  o tenga que  prostituirse, cuidará de sus hijos; los padres varones, salvo honrosas excepciones, es más fácil que echen por la tangente.

Sin duda, en la administración de Rojava, el Kurdistán sirio,  del que Jinwar forma parte, tiene en cuenta estos valores de la mujer, al declarar que,

todos los niños/niñas de padres separados, hasta la edad de 15 años, quedan bajo la tutela de la madre.

Y llevado a su último detalle: tan claro como el contraste entre viudas y viudo.

Me aventuro a compartir con la Sra. Amina Hussein y las que forman la población de Jinwar, todas ellas pensando globalmente y actuando Individualmente,  una posible alarma sobre algo que ocurre al interior de la iglesia católica, donde todo comienza en el amor y para cuando nos damos cuenta nos hemos deslizado hacia la administración.

En la Historia de la Humanidad, muchos cambios sociales, políticos, religiosos  han comenzado desde pequeñas células. Rezamos `para que Jinwar mantenga la antorcha alta.

Maa essalama

Ángel

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