Carta de Navidad 2016
¡En que lio nos dejó el bueno de Jesús!
Por no saber, no sabemos ni la fecha en que nació. Pero allá por la Edad Media, creo, la Iglesia cristianizó el rito astral pagano de la Victoria del Sol, en el solsticio de invierno y a Jesús se le nombro Sol de Justicia. Y se comenzó a celebrar la Navidad el 25 de Diciembre. De paso, me permito este comentario: desde hace unos pocos años la Sociedad, también discretamente, ha recuperado su autoridad pagana sobre la celebración y, aunque lejos del espíritu astral, se celebra la Navidad sin el Niño Jesús, reemplazado por Olentzero, Papa Noel, Consumo…
Jesús todo lo hizo discretamente: nace en una cuadra; descansa en un pesebre; le visitan unos pastores; arropado por Maria, Jose el buey y el burro. Quien diría que es Dios, su madre una Virgen y su padre, con perdón, José, casi, casi alguien que pasaba por allí, pero era miembro de la tribu de David.
Bueno, y el Niño que celebramos, a cuya fiesta me uno y por la que felicito a la Creación, todos vosotros incluidos, nunca hizo alusiones claras a que fuera Dios, a que su madre fuera Virgen, -en lo que fervientemente creo-, ni al papel que le toco a su padre Jose.
Para ello nos tenemos que valer del sentido literario, cultural en su tiempo y contexto, de algunas palabras, como una palabra griega que ha sido traducida como virgen. Y cuando se nos dice que, “el Verbo se hizo carne”, de nuevo tenemos que recurrir al sentido de otra palabra griega. Cuando San Juan dice que,” En un principio era Dios, el Verbo estaba con Dios. . . “y “el Verbo era Dios”, pues igual, cuál era el significado, la traducción correcta de la palabra Dios -en este caso una palabra hebrea.
De Jose se dice que “era justo”, creo que, también, traducida del hebreo. ¿Es el justo de nuestros días, o también tiene su connotación propia? Y mucho es así. Jesús nunca se sentó con los apóstoles para aclarar dudas sobre su naturaleza, su nacimiento, ni Maria fue más explícita con ellos ni con sus vecinos. Ni ellos lo debían de considerar necesario.
Vemos que, Jesús, Maria y Jose, en sus vidas, no sintieron necesidad alguna de definir sus personalidades. Jesús no lo debió considerar necesario ni siquiera para atestiguar, para fundamentar su Trabajo. Cuando en las tentaciones, el “diablo”, los jerarcas de la época, le piden que haga un portento en el cielo, para que crean en él, les contesta “No tentarás al Señor, Dios tuyo”. Cuando Juan Bautista, desde la cárcel, envía gente a que le pregunten si él es el mesías, o hay que esperar a otro, les dice: “decidle a Juan lo que veis y oís. Los ciegos ven, los mudos hablan, los cojos andan’. Por su parte Maria quedó sobrecogida porque Dios se había fijado en su humilde condición de sierva. Tanto es así que llego a grabarlo en el corazón de su hijo quien nos pide “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” –algo que aprendió de su madre.
Maria cuando habla de su hijo dice: “Haced lo que él os diga”
Y Jesús, así como no fue claro en cuanto a su naturaleza, lo fue, y muy claro, en cuanto a su compromiso con su Padre y la Creación y en cuanto a lo que pide de nosotros: Bienaventurados los pobres; lo habéis recibido gratis dadlo gratis; lo que hacéis a uno de los pequeño, me lo hacéis a mí, y lo que no se lo hacéis, no me lo hacéis a mí. Y pedía a sus amigos, que dejaran que los niños se acercaran a él. Y en los niños lo encontramos.
Jesús es muy claro en lo que nos dice y exige. Aunque las palabas utilizadas puedan tener una connotación distinta a las nuestras, Jesús, con su vida, corroboró sus palabras: alimentó, curó, consoló, rezó, ayunó, perdonó, sufrió angustia de muerte. . . Y, después de haber lavado los pies de sus discípulos, nos dejó como legado: “amaos los unos a los otros como yo os he amado”.
Y hoy, solo en el continente africano, un niño menor de 10 años muere cada 5 segundos, por falta de los alimentos y medicaciones más básicos. Y, en todo el mundo, dada la falta de los mismos recursos, mueren diariamente más de 15.000 niños. Y muchos, muchos miles de niños, llevan un desfase en el crecimiento corporal y posiblemente mental, dado que teniendo 4 años de edad parecen tener 2, y también por falta de los mismos recursos. Esta noticia no es mediática, mueve mucho menos que ver, en pantalla, un niño ahogado, que no deja de ser un crimen -con todo el dolor que el hecho produce y la maldición para los que hacen que, lo uno y lo otro, siga ocurriendo. Y a los tibios, por no ser ni buenos ni malos, que somos tantísimos tantos los que no reaccionamos contra tanta maldad, Dios nos sigue amenazando: “Os vomitaré de mi boca”
Y Jesús vuelve a encarnarse en cada uno de ellos. Llora y sonríe en cada uno de ellos. Y de cada uno de ellos dice con el salmista: “Lo has hecho poco inferior a los ángeles, de gloria y poder lo has coronado”
Nos cuesta creer en la divinidad de Jesús, la virginidad de Maria; pero esto de los niños es claro, no hace falta creer, aun hoy día es un hecho. Con todo, llevamos mejor lo de la divinidad y virginidad que este brutal infanticidio.
Que lleguemos al final del 2017 mentalmente sanos.
Ángel